Una de las cosas que más llamó la atención a Javier Quintas cuándo llegó a Madrid es que no había brasileños de calidad. “Puedes encontrar un tipo de rodizios que son como el Tex Mex de la cocina brasileña; y todo tipo de comida e incluso originales fusiones, pero ningún brasileño de calidad”. Así que después de muchos años gestionando rodizios en Europa y de transformarse en un nativo malasañero, Javi ha dado el salto con un concepto puro adaptado a la cultura mediterránea y al ambiente del centro de Madrid.
“No es una fusión”, afirma el emprendedor. Los Espetinhos es la comida más típica de Brasil junto con el rodizio. Es una comida informal que tomas en cualquier lado y en cualquier momento. “Y a mí me encantaba ese concepto irreverente como punto de partida. Así que estuvimos mucho tiempo buscando el local adecuado”.
Una antigua vermutería con 110 años de historia en el número 85 de la castiza calle de San Bernardo, ha sido el lugar elegido para este nuevo concepto. Sus 200 m2 divididos en dos plantas con una gran vidriera que recorre toda la
esquina y partes protegidas como la fachada y la barra era un todo un reto para el decorador Javier González de Labmatic que desde el principio se entusiasmó con el proyecto. La clave era representar el mundo de contrastes de Brasil en un solo local. La parte de arriba está inspirada en los 60; los años dorados de la cultura brasileña cuándo artistas como Tom Jobim y Vinicius de Moraes se convirtieron en referentes mundiales. Mientras que para la de abajo se llamó al graffitero Antonyo Maré, recién llegado de un trabajo en Sao Paulo, para que pintara las paredes al más puro estilo de las favelas de Río de Janeiro.
Los Espetinhos ofrece 11 tipos de carne diferentes de máxima calidad en un menú Rodizio hecho a la parrilla del carbón de encina a fuego lento. Proteína pura sin aditivos ni conservantes artificiales. “No hay nada más sano. Con la ventaja de la materia prima autóctona que, por supuesto, es mediterránea. Aquí mandan las carnes, la feijoada, la coxinha de frango y la caipirinha para rematar ”, concluye Javier Quintas.